Virgen y salvaje, la Costa de la Luz conserva la memoria de la antigua Andalucía, rica en caballos y vaqueros salvajes, y playas escarpadas y azotadas por el viento. Está lleno de historia tartésica, fenicia, morisca y romana, combinada con la vitalidad de los jóvenes surfistas y la cultura de las autocaravanas de hoy.